Amanecía un oscuro día de día de Junio. El color del cielo, anunciaba el que sin duda, iba a ser el momento mas duro de nuestra vida. Aunque era un momento esperado, ninguno nos haciamos a la idea, de lo que nos traería aquel día.
Tras semanas en el hospital, vimos como poco a poco, ese mal temido por todos, acababa poco a poco con tus fuerzas, que no con tus ganas de vivir, pues aún hoy, cada vez que pienso en tí, me acuerdo de aquella sonrisa que nos regalaste a todos, justo antes de entrar en el quirófano, con la esperanza de que todo saldría bien. Allí estábamos todos, mas unidos que nunca, esperando el milagro, que aunque no ocurrió, sí se nos dió la oportunidad de estar mas días junto a tí.
Esos días fueron duros, pero nos sirvieron para estar a tu lado, y ver como poco a poco, se iba apagando tu ser. Pero una cosa nunca faltó, tu esperanza, pues estoy seguro que hasta el último día, tuviste la esperanza de superar a este mal que el destino te había reservado.
Sólo quiero hacer saber a todo el mundo, ese ejemplo de lucha, que nos mostraste, y que sin duda, nos sirve como guía de nuestra vida.
Aquí seguimos adelante, viviendo el dia a día, pero acordándonos constatemente de tí. Hemos pasado importantes momentos de nuestras vidas, y sin lugar a duda estabas presente entre nosotros. Esperamos que en los momentos venideros, tanto si son malos, como si son buenos, sigas estando aquí en nuestros corazones.
Muchas Gracias, y aunque hayan pasado ya Siete años, esperamos que siempre estés con nosotros.
Te queremos Mamá.